SOPLOS DE VIENTO
He aquí que contemplo el angosto ascender de las mariposas por entre los soplos de viento. He aquí que diviso como las horas transcurren para las pálidas hojas de álamo, que se dejan mecer por los suspiros de las mariposas. He aquí que espero el acontecer de cada mañana en este otoño, el primer otoño de este nuevo caminar.
Desde hace algún tiempo, cada mañana, dejo que el Viento sea el guía de mis pensamientos. Dejo que me rodee con la frescura de sus brazos y me lleve, dejo que me lleve allá donde sus suspiros resuenan, allí donde mis ojos no pueden llegar. Unas mañanas me acerca hasta el bosque donde jugaba de pequeña, me enseña el nido abandonado por las golondrinas, las hojas caídas del viejo roble y las huellas furtivas de algún ratón, en busca de semillas, cerca del riachuelo. Me guía hasta la valla de madera que nunca me atreví asaltar, y entre tanto me regala las caricias de su brisa en la cara y el tacto de sus remolinos de hojas pardas, amarillas y rojas. Me deja pasear de su mano por entre los árboles sinuosos que me vieron crecer. Por las tardes llama a mi ventana y voy abrazada a él hasta la cumbre de las montañas que no llegué a subir. Escucho el siseo entrecortado de la serpiente y el graznido lejano de un águila, dejo que las nubes se deshagan entre mis dedos mientras con el pie deshilacho las hebras de la neblina. Contemplo la lejanía del horizonte y como el mar de nubes............................
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario