Muchas veces, yo no quiero darme cuenta de que el Viento, mi compañero fiel, me ha regalado el arma para vencer al miedo, a los fantasmas y a la inmensidad de las sombras de mi corazón.
Hay días que no quiero acordarme de aquel cuento, y lucho, lucho siempre sola, abandonada. Dejo, olvido mis armas y voy sola a un combate que sin el cuento, que sin el Viento, no puedo ganar, ¿Dónde voy sin la esperanza? ¿Dónde sin la flor de primavera? ¿Dónde sin el pajarillo esmeralda?
Ya es por la tarde y el Viento llama de nuevo a mi ventana. No importa que lo rechace, o que no quiera ir con él por la mañana, o que no lo llame; él es el Viento y siempre vuelve y siempre está cuando lo necesito. Esta tarde me empuja escasamente hasta la playa, y es una playa inmensa, de arena fina, rojiza en contacto con la espuma de las olas que vienen a morir con los acordes continuados de su despedida. Me hace pasear, alegre, por la orilla, dejando que el mar acaricie los dedos del pie; Trae a las juguetonas gaviotas blanquinegras, que se zambullen sin temor en busca de la merienda. Un cangrejo extraviado intenta volver a las profundidades mientras la brisa se atenúa para contemplar como las nubes juegan con el sol. Estando allí recuerdo los castillos de arena con su torre y su princesa, que las olas deshicieron en mi niñez, aun veo la sombrilla y a mis hermanos queriendo jugar a la pelota en la arena caliente, ardiente casi. Veo como mi padre lee el periódico con un ojo mientras el otro nos vigila...............
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2 comentarios:
Continúa con la historia Khiantzy, espero que el viento la lleve más allá del mar y las montañas.
Hasta pronto, nos vemos.
Ciertamente yo yambién lo espero....
solo decir que se aceptan criticas y/u otros insultos productivos.
un saludo
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