................y el graznido lejano de un águila, dejo que las nubes se deshagan entre mis dedos mientras con el pie deshilacho las hebras de la neblina. Contemplo la lejanía del horizonte y como el mar de nubes anaranjea en los atardeceres lentos, casi detenidos. La roca fría me acompaña y circunda, ella que siempre sola se deja esculpir por la fuerza de la lluvia y el frío del invierno. Con un suave soplo me llama, yo me vuelvo y con cariño extremo me devuelve a la calidez de mi ventana, en la cercanía de los míos, de los que también me quieren, mi gente. En el transcurrir de las noches veo como los rostros y las risas de cariño se suceden una tras otra por aquí, a través de las cortinas y las puertas que me rodean. Unos rostros más tiempo y otros menos, pero todos me regalan la frescura del Viento que los rodea en sus vidas, en su caminar.
Ya en la noche siento como los fantasmas acechan mi descanso............
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