martes, 9 de septiembre de 2008

El bosque misterioso

He aquí que surgen los anhelos cuando las estrellas no duermen, cuando los luceros me llaman como pidiendo que los contemple. He aquí que son extraños los aconteceres que rodean mis suspiros; y he aquí que no se reprimen mis suspiros mientras la aurora escucha el llanto de las estrellas, mientras el viento arranca las durezas de mi corazón.

Camino solo por entre los arbustos que asedian la senda sinuosa; mis pies se acercan al destino pero mis pensamientos vuelan por otros lugares.

Ahora veo el bosque misterioso donde nunca perdí nada, todo lo encontré durante mis juegos infantiles; encontré un caballo gigante con corteza de roble por crines, un caballo que me llevó hasta los confines de todos los reinos, ganando con su fuerza innumerables batallas; encontré también un puente y un puente que cruzaba por los aires un camino para llevarme al castillo donde los guerreros me protegían; había en aquel bosque una puerta, más agujero que portal, que conducía al mundo subterráneo donde se escondían las criaturas de la noche. Era en aquel bosque donde un carro maltrecho y desvencijado nos conducía a todos los viajes y a todas las épocas.

No hay comentarios: